Todo comienza en el principio de los tiempos. De siempre me han gustado los artilugios antiguos más variados, desde las radios de válvulas a tebeos pasando por aperos de labranza y muebles “viejos”. Hace ya unos pocos años me interese en el mundillo de los vehículos históricos. Circunstancias de la vida nunca me había encontrado en el momento adecuado para iniciar esa aventurilla de los motores & CÍA, unas veces por falta de espacio (primordial en esto de la restauración) y otras por falta de tiempo o dinero.
Con esto de comenzar vida nueva, con propósitos nuevos y renovadas esperanzas, volvió a mi la idea como las aves de paso vuelven año tras año. Empecé a indagar en los aspectos puramente técnicos de la rehabilitación y restauración, es decir que empecé a empaparme de leyes varias y documentos técnicos para ver como poder echar a andar un trasto que ni dios sabe donde tiene los papeles ni quien es el dueño y demás.
Tras semanas de intenso y arduo trabajo comprendí que cada situación es un mundo, cada funcionario de Trafico una persona diferente y que las bases son las que son pero que hay cuarenta mil caminos de llegar a Roma.
Así que comencé a otear la red a ver si encontraba algo que me interesase, obviamente tenia mis preferidas como la Sanglas 400, la OSSA 160 GT, la Montesa Impala Sport 175, pero se aventuraban extremadamente difíciles encontrarlas al precio que podía pagar o en el estado optimo para no ser extremadamente cara ni dificultosa su restauración.
Llevaba unos 4 o 5 meses explorando el horizonte de las motos históricas y lo vi tan negro que hasta pensé en cambiar a los vehículos de cuatro ruedas cuando por arte del destino entra en mi despacho de la Oficina una compañera y, tras descubrirme escurriendo el bulto en el curro me dice que A su Padre le gustaban también mucho y que ella tiene una Vespa tirada desde que su progenitor falleció, en un descampado de la casa de campo.
Tras el inicial sofoco de la “cazada por escabullirme en el curro”, la busco a la salida y le comento que pregunte en casa de su madre el estado de la moto, si andaba, si tiene papeles, los impuestos al día, y sobre todo, el precio; todo esto sin más interés que ver que tal, si era interesante la operación y como dicen en Andalucía, “íbamos al trato”.
El Lunes por la mañana, después de un “finde” sensacional tras muchas semanas aciagas, me dice que ha preguntado por la moto y que su madre le ha dicho que ha buscado los papeles pero que no los encuentra, que la moto, por ser para mi, me la regala, que page yo los tramites Administrativos y que vaya a recogerla. Cual fue mi sorpresa, mi entusiasmo que lo tome como un regalo de cumpleaños (me lo dijo el 22 de Febrero). Así que empiezo con mi proyecto de restauración, pero eso es ya otra historia.
Tras semanas de intenso y arduo trabajo comprendí que cada situación es un mundo, cada funcionario de Trafico una persona diferente y que las bases son las que son pero que hay cuarenta mil caminos de llegar a Roma.
Así que comencé a otear la red a ver si encontraba algo que me interesase, obviamente tenia mis preferidas como la Sanglas 400, la OSSA 160 GT, la Montesa Impala Sport 175, pero se aventuraban extremadamente difíciles encontrarlas al precio que podía pagar o en el estado optimo para no ser extremadamente cara ni dificultosa su restauración.
Llevaba unos 4 o 5 meses explorando el horizonte de las motos históricas y lo vi tan negro que hasta pensé en cambiar a los vehículos de cuatro ruedas cuando por arte del destino entra en mi despacho de la Oficina una compañera y, tras descubrirme escurriendo el bulto en el curro me dice que A su Padre le gustaban también mucho y que ella tiene una Vespa tirada desde que su progenitor falleció, en un descampado de la casa de campo.
Tras el inicial sofoco de la “cazada por escabullirme en el curro”, la busco a la salida y le comento que pregunte en casa de su madre el estado de la moto, si andaba, si tiene papeles, los impuestos al día, y sobre todo, el precio; todo esto sin más interés que ver que tal, si era interesante la operación y como dicen en Andalucía, “íbamos al trato”.
El Lunes por la mañana, después de un “finde” sensacional tras muchas semanas aciagas, me dice que ha preguntado por la moto y que su madre le ha dicho que ha buscado los papeles pero que no los encuentra, que la moto, por ser para mi, me la regala, que page yo los tramites Administrativos y que vaya a recogerla. Cual fue mi sorpresa, mi entusiasmo que lo tome como un regalo de cumpleaños (me lo dijo el 22 de Febrero). Así que empiezo con mi proyecto de restauración, pero eso es ya otra historia.
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